Es habitué de las pastas, mateo en su trabajo y malo para las verduras. Eso sí, en términos actorales, Nicolás Brown no es mañoso. El actor conocido por ser el boy toy de Paola Volpato en 40 y tantos tendrá un año movido, con proyectos televisivos, una obra de teatro y grabaciones cinematográficas.
ENTREVISTA ESCRITA PARA KILOMETRO CERO. FOTOS CRISTÓBAL MARAMBIO.




Llega puntual; tiene 45 minutos para almorzar. Pero quien se sienta en la trattoria Felipe Didier (Los Piñones 43) no es Nicolás Brown. Ahí está Antonio Truman, el joven que peleará por el amor de Amparo Benavente (María Gracia Omegna) con Nicolás Duarte (Diego Muñoz) en Témpano, la próxima teleserie de TVN, escrita por Pablo Illanes. Por eso Brown anda de camisa y pantalones de oficina. “Yo soy mucho más hippie. Chalas, short y polera”, dice riendo. En estos días TVN es su segunda casa, pues las grabaciones lo tienen a full. “Llego a las ocho de la mañana y desayuno en el canal mientras repaso textos. Me cuesta levantarme en las mañanas”, confiesa, atacando la panera. Es un comensal habitual del local: pide una Fanta y la lasaña con salsa Caruzo y Alfredo. “Soy bueno para la pasta, la carne, las pizzas. Bien chatarriento, bueno para comer, aunque mi horario de comidas es muy extraño. Un sábado puedo tomar desayuno a las dos de la tarde o simplemente almuerzo más temprano”, cuenta. Ese desorden es sólo en las comidas, en lo laboral es bien mateo y tiene un horario que le permite escapadas a la playa o salidas con amigos. “Si uno graba muchas escenas diarias, es todo rápido, y a diferencia de una serie, el día es bastante agitado”, puntualiza.

Por eso le tiene tanto cariño a Divino Tesoro, la serie dirigida por Marcelo Ferrari que narra el primer año universitario de siete jóvenes. “Quedó muy buena. Una serie da más tiempo para trabajar un personaje. Es una pena el horario en que la programaron”, afirma, ya que la serie, grabada en 2009, es emitida por Chilevisión en la franja de trasnoche. Aunque inicialmente iba a interpretar a Cristián, terminó en el rol de Iván, un “anarquista de sangre”, según lo describe. “Generalmente me tocan personajes medio revolucionarios”, acota, aludiendo a su trabajo en Cartas de mujer, donde compartió pantalla con Manuela Martelli. La veta rebelde también estaba presente en Cristóbal, el universitario que interpretó en 40 y tantos y que se involucraba con Loreto (Paola Volpato), la esposa de su tío Diego (Francisco Melo). “Estaba trabajando con actores secos, y pensaba que tenía que absorber todo”, recuerda el actor, atacando su lasaña con entusiasmo.

No todos los platos reciben la misma emoción. Reconoce que es mañoso, desde pequeño. “Cuando iba a casa de amigos a almorzar, sufría esperando la comida. Ojalá que no tocara el plato de porotos”, cuenta, porque las legumbres no las traga. “Lo único que como son lentejas, pero los garbanzos no los puedo comer, la textura del poroto o del garbanzo es extraña”, razona. Tampoco le gustan las guatitas ni es fan de las verduras o frutas. “De chico las evito. Y mi mamá nunca hizo nada como para que me gustaran”, acota. A pesar de todo, admite que es sibarita y le encanta comer bien. Vivió tres años en Lima, Perú, por motivos familiares, y aprendió a apreciar la gastronomía peruana. Incluso probó cuy asado. “Es un ratoncito asado a la parrilla, como un pollito. No lo voy a volver a hacer”, dice. En Perú estuvo en el taller de teatro de Myriam de Lourdes, una popular actriz colombiana. Allí adquirió el gusto por las tablas y hoy prepara una nueva versión de Las tres hermanas de Chéjov, junto a María Gracia Omegna, Montserrat Prats y Carolina Arredondo, bajo la dirección de Francisco Gonzáles e Isabel Green.

No es el único proyecto en carpeta. Este semestre se contempla la emisión de la serie Cumpleaños en TVN, un thriller dirigido por Arnaldo Valsecchi donde comparte créditos con Fabiola Matte, Juanita Ringeling y Daniela Palavecino. La historia se enfoca en un grupo de amigos que se reúne tras diez años de la misteriosa muerte de Emilia (Ringeling). También, a mediados de año empieza a grabar la película Mi Torero, proyecto que ganó el fondo de Cine Digital Lastarria 90. Ahí comparte escenas con Mónica Illanes y Sebastián Arrigorriaga, entre otros, e interpreta a Juan, un joven que lleva una doble vida bailando en una discoteca gay y que se enamora de un español. A pesar de todos los proyectos, siempre se hace un espacio para comer bien en alguna de sus picadas: “Me gusta el Tiramisú (Isidora Goyenechea 3141), o si no voy a El Toro (Loreto 33) y me pido los cannellonis, o como completos. Los carritos en Bellavista en invierno también los ataco. O la sopaipilla con ketchup y mostaza. Me encanta la picada”, revela, antes de tragar el último trozo de lasaña.